Independientemente de las razones por lo que esto ocurre, lo cierto es que a pesar de que empresarios y trabajadores pagan más de 3.000 millones de euros al año para financiar estos fondos, no son aprovechados. Esta situación también se presenta en el caso de los autónomos.
A la desinformación y el desinterés hay que añadir que los cursos de formación continua están poco valorados entre los trabajadores. Según estudios publicados por Hays, cuatro de cada diez empleados no siguen formándose cuando están trabajando y sólo un tercio planea especializarse.
He aquí el problema, ya que esta especialización es uno de los requisitos más demandados en el mercado laboral. Las empresas buscan candidatos que, además de tener ciertos estudios, hayan completado su CV con algún curso que les haya hecho especialistas en un área concreta.
En conclusión, la formación continua se hace necesaria para mejor la experiencia y tener mayores oportunidades en el mercado laboral.