No formarse antes de emprender
Uno de los principales fallos es no formarse en materia empresarial y creer que cualquiera con los medios para hacer una inversión inicial puede ser empresario. Son muchos los emprendedores que comenten este error. Es necesario formarse para dirigir la empresa de un modo eficiente.
Vender lo que se quiere, no lo que pide el mercado
En primer lugar hay que invertir para conocer las necesidades de los clientes potenciales a través de un estudio de mercado. No basta con vender lo que uno piensa que el mercado necesita, sino que hay que adaptarse a las exigencias del mismo.
No hay que olvidar que uno de los objetivos fundamentales de cualquier negocio es que sus clientes satisfagan sus necesidades. Es por ello que escuchar a los clientes se hace imprescindible para alcanzar este objetivo.
No documentar el Plan de Negocios y no tener un Plan de Marketing
Con un plan escrito, el emprendedor tendrá siempre presente cuál es el enfoque de su empresa, lo que le ayudará a no perder el norte.
Del mismo modo, se debe poseer un plan de marketing que debe incluir el tamaño del mercado, la participación que se espera alcanzar, la información sobre la competencia, presupuestos para campañas, etc.
No conocer las fortalezas y tener falta de previsión
Se hace imprescindible conocer los puntos fuertes de la empresa para concentrarnos en ellos y, si es necesario, renfocar la marcha del negocio para aprovecharlos al máximo.
Por otra parte, hay que dedicar el tiempo necesario a planificar el futuro para poder, de esta forma, repercutir en la satisfacción del cliente y evitar posibles problemas.
Por otra parte, hay que dedicar el tiempo necesario a planificar el futuro para poder, de esta forma, repercutir en la satisfacción del cliente y evitar posibles problemas.
No delegar
Este es un error muy frecuente en el emprendedor, querer hacerlo y controlarlo todo. Se debe tener personas de confianza que nos faciliten la tarea, de modo que se pueda delegar funciones imprescindibles para administrar las fuerzas.
No estar en Internet
Este puede ser el error más importante. No tener presencia en Internet con nuestra propia página web corporativa o en las redes sociales supondrá una perdida de competitividad respecto a las otras empresas del sector que sí tienen presencia en la red.
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